CarlosMaranata

on viernes, 23 de octubre de 2015

Sábado 24 de octubre 2015 | Lecturas Devocionales para Damas | “Vale la pena esperar”



Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz. Salmo 55:17

¿Has tenido que esperar a alguien a cierta hora, que, llegado el momento, no aparece? Entonces te desesperas, te molestas. Te preguntas “¿qué pasó?”, “¿dónde está?”, “¿se extravió?”, etcétera. No es grato sentirse impotente ante esta situación. Hoy comparto una experiencia de cuando esperaba la respuesta a una solicitud de trabajo.
Acabábamos de mudarnos de un estado a otro. Había viajado al lugar de destino unos meses antes para sondear la zona y distribuir solicitudes de trabajo en varias clínicas. Llegó el día de la mudanza, y nos instalamos en la nueva ciudad. Las primeras dos semanas esperé pacientemente que me llamaran para entrevistas de trabajo. Nada sucedió. Me decía a mí misma: “Serenidad; Dios sabe lo que es mejor para mí”. Ya con casi un mes sin ninguna llamada, perdí la calma. Por el tipo de trabajo que realizo, debo mantenerme en el ejercicio de mi oficio para no perder mi licencia.
Por otra parte, pertenezco a los “Guerreros de Oración: El Escuadrón de la Victoria”, que se conecta por teléfono para orar a las cinco de la mañana. Cada vez que orábamos, mi alma se llenaba de esperanza, pues había otras personas orando por mí.
Una madrugada en la que no conciliaba el sueño a causa de la angustia, me levanté a las tres para pedirle a Dios que me concediera un trabajo. Sentía que había esperado lo suficiente, y me preguntaba cuánto más tendría que esperar. Alrededor de las cuatro de la mañana, miré la luna. A su lado iba, fielmente, una estrella, reluciente como diamante. Sentí que Dios me decía que tuviera paciencia, que esperara en él, y que fuera fiel a sus promesas, como aquella estrellita a la luna.
¡Y Dios contestó mi oración! Una mañana recibí una llamada para una entrevista. ¡Me llené de júbilo! Me tiré de rodillas a darle gracias a Dios. Él sabía qué era lo mejor para mí. Me dieron trabajo en una clínica donde necesitaban una persona bilingüe, pues allí acuden muchos hispanos.
Dios ha sido fiel. Agradezco las oraciones contestadas. Unas veces dice “no”; otras, nos hace esperar; y muchas veces dice “¡sí!”.— Betty Borges.